El jueves 31 de octubre CaixaBank y Coral Homes pretenden desahuciar a Djamila tras arrebatarle el piso que compró en 2006
Hoy ocupamos la oficina de CaixaBank, en la calle Vía Julia 85, de Barcelona, para exigir la suspensión del desahucio de Djamila previsto para mañana, ya que tras meses de negociaciones, incluso promesas de ofrecerle un realojo, CaixaBank y Coral Homes han optado por romper lo tratado y tirar por la vía del desahucio como única respuesta.
En 2006, Djamila era una emprendedora con sueños y aspiraciones, decidida a construir un futuro próspero. Sin embargo, la crisis económica que estalló poco después cambió radicalmente su vida. Su negocio, una pequeña empresa que había levantado con esfuerzo, comenzó a tambalearse. Los ingresos se redujeron drásticamente, y a medida que la situación se agravaba, el pago de su hipoteca se convirtió en un desafío insuperable.
Los primeros meses de impago fueron solo la punta del iceberg. Djamila se sumió en un mar de negociaciones con el banco, buscando soluciones que le permitieran mantener su hogar. Las palabras del banco se volvieron vacías y las esperanzas de una solución se desvanecieron.
A medida que pasaron los años, Djamila se enfrentó a la dura realidad de que la amenaza del desahucio era cada vez más inminente. La angustia emocional y financiera comenzó a afectar no solo su bienestar, sino también su vida personal y fuertemente a su salud. Las noches de insomnio se hicieron frecuentes, y la incertidumbre la acompañaba a cada paso.
La historia de Djamila no es única. En un contexto donde muchas familias se enfrentan a situaciones similares, su lucha destaca la necesidad urgente de un cambio en las políticas de vivienda y un mayor apoyo a aquellos que, como ella, han sido víctimas de circunstancias fuera de su control.
Djamila, desde que pisó una asamblea de PAH Barcelona por primera vez, ya no está sola. Su lucha es nuestra lucha y vamos a hacer todo lo imposible para evitar que mañana sea desahuciada y lograr una solución que acabe con su sufrimiento.
No podemos permitir estas alianzas perversas entre bancos como CaixaBank, que solo en el primer semestre de este año ya acumula 2.675 millones de beneficios; y fondos como Coral Homes, que solo aspiran a dejar a familias en la calle para poder seguir especulando con la viviendas.