Hace 10 años, el 29 de julio de 2015, la fuerza de la gente organizada conquistó un hito que parecía imposible: arrancamos en el Parlamento la aprobación de la Ley 24/2015
Ganamos una ley pionera contra los desahucios y la pobreza energética, nacida de la lucha de la PAH, la Alianza contra la Pobreza Energética (APE) y el Observatorio DESC, y sustentada por una iniciativa legislativa popular apoyada por más del triple de las firmas necesarias.

Llevamos en el Parlamento la voz de miles de familias golpeadas por la emergencia habitacional y la pobreza energética. Demostramos que la ley también puede nacer desde abajo, desde la fuerza del pueblo. Fue un proceso duro, pleno de acciones, presiones y movilizaciones. Tuvimos que señalar, incomodar y negociar para conseguir una mayoría parlamentaria que hiciera posible la aprobación de una ley que ponía las personas por delante de los intereses económicos.
¡Y lo conseguimos!
La 24/2015 abrió la puerta a parar miles de desahucios, a forzar la firma de más de 20.000 alquileres sociales, a evitar más de 200.000 cortes de suministro, a cancelar deudas y a garantizar contadores sociales para hogares vulnerables. Fue, y es, una herramienta de vida y dignidad. Una auténtica conquista popular.

Pero la historia no se acabó allí. Estos 10 años han sido también años de resistencia y defensa. La 24/2015 ha sido atacada, recurrida e ignorada por bancos, fondos de inversión y grandes compañías. Los poderes económicos y políticos han intentado desactivarla o vaciarla de contenido. Por eso hemos estado, y seguimos estando, en las calles y en las instituciones, defendiéndola, exigiendo el cumplimiento y trabajando para mejorarla.
Hoy celebramos la victoria que cambió la historia. Celebramos nuestra ley y celebramos que la movilización popular puede mover montañas y cambiar leyes.
Pero también sabemos que la lucha no ha acabado. La crisis habitacional y energética continúa, y la 24/2015 sigue siendo una herramienta imprescindible que hay que defender y aplicar con toda la fuerza. Porque un futuro sin desahucios ni cortes no es solo una esperanza, sino un derecho que hay que garantizar.
10 años de lucha. 10 años salvando vidas. Y continuamos. No nos pararemos hasta vivir en una Cataluña ¡libre de desahucios y de pobreza energética!
