Un buitre está sobrevolando los hogares donde construimos nuestras vidas.
A golpe de dólar, el fondo de inversión de riesgo Blackstone lleva años engordando su cartera de propiedades a través de la compra de inmuebles y viviendas provenientes de bancos y cajas. Desde su cuartel general en el 345 Park Avenue de Nueva York dirige una espesa red de sociedades interpuestas en paraísos fiscales y pone bajo su ala agencias inmobiliarias, bufetes de abogados, gestorías y otras empresas como ejecutoras de la carnicería.
Blackstone aterriza en Cataluña en el año 2012 con la compra de 6.400 millones de hipotecas de Caixa Cataluña (una de las tantas cajas salvadas con dinero público). Con la alfombra roja extendida por las instituciones y el gobierno, este buitre va creciendo, comprando activos a BBVA, Banco Popular, Sareb o Santander, acumulando en activos el valor del 10% del PIB del Estado español.
Mediante un entramado de empresas, Blackstone administra pisos, muchos de ellos comprados en medio de procesos de ejecución hipotecaria, negándose a ofrecer soluciones a los hogares en vulnerabilidad. A través de la extorsión y la amenaza, aparecen en la puerta de casa presionando a sus habitantes para que las abandonen. El chantaje es su moneda de cambio y nuestras vidas la carnaza que devora una entidad blindada que nos es lejana e impenetrable.
Blackstone se ha hecho el rey de un mercado intervenido y manipulado para que, exento de impuestos, pueda exprimir hasta el último euro de sus contratos. Un fondo que acumula tanto poder y que se siente tan cómodo en las altas esferas que ha amenazado al gobierno con abandonar el país si sale adelante la reforma de alquileres que tiene como finalidad proteger a los inquilinos. No necesitamos a Blackstone buitreando en nuestras vidas, les pedimos que cumplan la amenaza al pie de la letra y abandonen el país.
Sin embargo, sabemos que tiene demasiados intereses especulativos para cumplir sus coacciones. Como también sabemos que cualquier buitre necesita una banda con la que poder despedazar. No es suficiente con señalarlos a ellos sino que queremos perseguir a todo el conjunto empresarial que está sosteniendo sus actividades: agencias inmobiliarias, bufetes de abogados, bancos y gestorías. Estas son las formas que toma Blackstone para interactuar con nosotras y que consecuentemente deberán dar la cara por los fondos buitre.
Algunas de las caras visibles de Blackstone en Cataluña las hemos conocido a través de Anticipa, la filial encargada de gestionar y administrar sus activos. Encabezada por Eduardo Mendiluce e Isidro Carmona, es la que organiza los tentáculos, a quienes hoy dejamos claro que conocemos su complicidad y que los perseguiremos hasta que Blackstone sea una entidad sin aliados en nuestro territorio.
Y como ellos, muchos más: el bufete de abogados Vallés Arbós, representantes legales de Blackstone, son sus defensores en los procesos judiciales en Barcelona contra familias que viven en propiedades de los buitres. La inmobiliaria Finques Amat, agencia que se define como ética pero que pide subidas de alquiler desorbitadas en renovaciones de contrato para permitir a Blackstone seguir especulando con nuestras vidas. La gestoría Tessi Diagonal, que envía agentes a las casas para extorsionar familias con la oferta de unos billetes para abandonar el hogar. O bancos como el BBVA y el Santander, que han vendido miles de casas y familias a los buitres y que llevan años haciendo y deshaciendo en nuestras vidas con impunidad.
Venimos a desplumaros y hacer de vuestras plumas carroñeras la insignia de nuestra victoria. La venganza de #KillBlackstone viene a por vosotros.
Recordamos el informe que realizamos el año pasado sobre le prácticas de Blackstone en este enllace.